21 febrero 2010

Ayer dejé el corazón en el cruce de Av. Ruiz Cortinez y Simón Bolivar.

Estabas ahi parada sin meterte en los problemas de nadie y yo me detuve para esperar el camión. Enseguida noté tu presencia que sobre salía de entre toda la gente porque tenias ese destello que suele tener la gente que es única y especial, no te veías como los demás, a tu alrededor todos nos veiamos sucios, mundanos, tan ordinarios que estabamos completamente fuera de lugar, tu nos hacias parecer fuera de lugar.

Yo te miraba a la distancia y me preguntaba que hacías ahí, obviamente no pertenecías al lugar... que mala broma de la vida nos colocaba a un par de metros de distancia y al mismo tiempo a millones de kilometros de separado?

Tu cabello caía sobre tus hombros tan brillante y lacio que corría libremente mientras tu tenías el control absoluto sobre el, era el marco perfecto de la cara perfecta con la sonrisa perfecta, todo encajando tan irrealmente en la descripción de la belleza de la mujer ideal. Podría describirte a detalle pero todo era perfecto.

He de confesar que si pensé en hablarte, pero que te diría? como te lo diría? de antemano sabía que no podría decir nada que no fuera una autentica estupidez o demasiado trillado como para siquiera pensar en ello. En lugar de eso te seguí observando.

Y te seguí observando a la distancia entre la gente comun y corriente, todos tan grises, tan asperos, eramos los actores secundarios ideales para tu vida perfecta, pero decidí acercarme a ti y por lo menos saber tu nombre, saber quien era la persona por la que estaba dispuesto a pelear poniendo mi vida en ello, a defender por sobre todas las cosas, a exponerme para ser humillado publicamente. Dí un par de pasos cuando un coche de reciente modelo se detuvo frente a tí al cual saludaste con el animo y el alivio de estar siendo rescatada, en ese instante el tiempo se ralentizó casi al punto de la congelación para que tu abrieras la puerta del coche mientras yo seguí caminando esperando que mi cuasual movimiento pasara desapercibido y -joder!- claro que pasó desapercibido, nadie lo notó, ni tú, ni la gente ni absolutamente nadie!

Así que la vida siguió como debe de seguir todo salió como tenia que salir, te marchaste en el coche a continuar con tu vida perfecta muy seguramente en algún castillo de una elegante ciudad.

"Y es que las princesas no se llevan con los trolls así como los unicornios tampoco se llevan con los burros.".... Pensé y presioné play nuevamente en mi ipod.

Life goes on, muchacho.

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